viernes, 10 de octubre de 2014

Transahara 11 (2013-14) Mali, de Mopti a Burkina Faso

Paisajes de carretera, Mali. César María Aguilar Gómez
Habíamos apurado los días en Malí y ya no me quedaba apenas tiempo para visitar  Burkina Faso a donde nos dirigíamos. Los imprevistos de un viaje africano hacen que no puedas ir con el tiempo justo y recorrer cuatro países por tierra, Marruecos, Mauritania, Malí y ahora Burkina Faso en tres semanas. Eso era demasiado. Así, terminamos de embalar todas las compras de artesanía en Mopti y nos dirigimos hacia Bobo-Dioulasso en un par de días de furgoneta. Desandamos parte del tramo recorrido días atrás, compramos telas en la población de San y tuve los dos últimos días de paisaje africano. Entre Mopti y Bobo-Dioulasso más poblados con casas y graneros de barro y grandes baobabs junto a ellos.




Baobabs Adansonia digitata César María Aguilar Gómez
Los baobabs tienen un aspecto curioso, es como si estuvieran plantados del revés con sus raíces al aire, una sensación que se veía acentuada por estar sin hojas debido a la época seca. Pero había algunos de ellos aún más pelados y con ramas más romas, no sabía por qué. Lo pude averiguar en una de esas imágenes de carretera en las que ves la vida cotidiana discurrir junto a las aldeas. Un hombre podaba un baobab, hasta las puntas más altas, con un hacha atada a una larguísima pértiga. Vaya habilidad. Probablemente forraje para el ganado. Otro “tratamiento” que hacían a muchos de esos árboles era quitarles su corteza a tiras a una o dos alturas.
Debido a ello se crean dos nudos horizontales que le dan esa imagen de pata de elefante tan característica.


Abejaruco Merops orientalis César María Aguilar Gómez
Había visto muchos árboles así en otros lugares, pero no lo había relacionado con ese manejo. Y nuevamente siguió el paisaje con mangos, árboles de karité y palmeras dum (Hyphaene thebaica) con sus característicos troncos ramificados. También más aves de la “brousse” como los preciosos abejarucos esmeraldas (Merops orientalis) o los alcaudones piquigualdos (Corvinella corvina). La frontera con Burkina Faso, a diferencia de las anteriores, fue un trámite sencillo. El “país de los hombres honestos” nos recibió amablemente. Esa es la traducción de Burkina Faso el nombre que le dio el malogrado "Che africano" Thomas Sankara cuya vida acabo de conocer algo mejor a través de la novela negra de Antonio Lozano, El caso Sankara


Mezquita de Bobo-Dioulasso. César María Aguilar Gómez.
A solo 60 kilómetros de Bobo-Dioulasso nuestra tercera y última avería, pero con ingenio nos lo arreglaron y llegamos a tiempo. Nos instalamos en casa de unos amigos y salimos a Le Bois d'Ebene. Esa noche había un reunión de griots y músicos del Africa occidental: guitarras eléctricas, saxos y ritmos de soukous, rumba congoleña, desert blues, wassadou... ¡estuvo genial! Buena parte de las músicas eléctricas surgidas a partir de los sesenta en África occidental me apasionan, no todas, pero sí lo que oí esa noche. Al día siguiente apuré mi visita a la ciudad, me despedí de Nines y Raquel y en autobús a Ougadougou. El avión hasta Casablanca tardó poco más de 3 horas, lo que a nosotros nos llevó tantos días por tierra. Pero fue un viaje inolvidable.

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