jueves, 19 de febrero de 2015

Brasil 2 (2014) Imbassaí y la Costa de Coqueiros

Costa de Coqueiros, Imbassaí. C.M. Aguilar Gómez.
Buena parte de la costa de Brasil son playas. Arenales infinitos expuestos a la furia del Atlántico con una vegetación exuberante que llega hasta unos metros del agua. Es por ello que el país se conoce como destino de sol y playa, prácticamente toda su costa son playas. Hay pocos puertos naturales y, allí donde ha habido posibilidad de amarres, ha sido el origen de asentamientos. Es el caso de las zonas donde aparecen arrecifes coralinos que defienden la costa y permiten el baño de los turistas. La defensa de la ciudad de Salvador es distinta. La población se encuentra dentro de una descomunal bahía y esa fue su principal baza en los tiempos de la colonia, ser un refugio seguro que protegía a los barcos de la furia oceánica.





Sitio Imbassaí, de Jan Thielen. C.M. Aguilar Gómez.
En el Estado de Bahía hay playas por doquier tanto si te dirijes al norte como al sur de la gran ciudad. Nosotros buscamos la tranquilidad de una población al norte, Imbassaí, en la Costa de Coqueiros llamada así por la abundancia de palmeras de cocos. Hasta esta región llega el ecosistema llamado Mata Atlántica, un bosque tropical lluvioso producto de los frentes húmedos del Atlántico. Al elegir la población nos fiamos del criterio de un holandés asentado en la zona desde hace años, Jan Thielen. Jan trabajó como periodista de radio y televisión y como realizador de documentales de la realidad latinoamericana durante décadas. Residió en distintos países del Sur de América y finalmente encontró su lugar en Imbassaí.



Carpintero Colaptes melanochloros C.M. Aguilar Gómez.
En Imbassaí compró un terreno en unas laderas a varios kilómetros de la playa y creo su alojamiento para turistas, pero también dejó una zona para que la vegetación se regenerara. En esa ladera de su terreno hay hoy un exuberante bosque. Para mí fue algo decisivo para visitar su alojamiento. La mata atlántica es el bosque primario original que debía crecer de forma natural en buena parte de la costa de Brasil.  Es el paisaje exuberante y boscoso que vemos trepando en los “panes de azúcar” al contemplar una imagen de Río de Janeiro. La mata atlántica es un ecosistema muy reducido del que se calcula que no llega al 10% de su superficie original.




Costa y mar, bosque de Jan Thielen C.M. Aguilar Gómez.
La franja costera de Brasil alberga al 70% de los brasileños, y las principales ciudades, de ahí la difícil labor de conservar ese bosque primario. Hoy en día la costa de Coqueiros sigue siendo verde y exuberante, las lluvias lo hacen posible, pero en su mayor parte son cultivos arbóreos y palmerales en fincas que se intercalan entre retazos de vegetación natural. Junto a los suelos arenosos de las playas la vegetación tiene una gran influencia marina, son lo que se conoce como restingas. La población turística más importante, cerca de donde nos alojamos, era Praia da Forte en cuya cercanía se encuentra una de las escasas reservas de mata atlántica de esa zona, la reserva natural de Sapiranga.

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